Acaloradamente
La lluvia de noche
no solo es romántica
sino también sensual.
A veces abro las persianas
para ver como las gotas
pegan en los vidrios
y dibujan formas de cristal.
Que los truenos sean testigos
de esa singular imagen,
donde la dulzura roza
con el borde
de la pasión en prosa.
Y estas recostada
en mi pecho,
escuchando el latir
de este corazón enamorado,
haciendo su canción en pausas,
porque tu existencia,
es la fortaleza de su causa.
Y es el amor el que nos da su calor,
porque no se puede evitar
compartir las noches
sin crear un vínculo
que es único
como el deseo de sentirte,
pues mi carne desnuda
jamás podría mentirte.
Siempre el aroma de su cuerpo
me invita a enloquecer
sin perder el tiempo
pero, a la vez despacio
para que en la habitación
sólo se perciba el movimiento.
Para que sólo se sienta
un suave gemido,
de ella,
en su placer
y que con su boca ardiente
me bese delicadamente
como en un susurro,
como en un secreto,
como en un instante
liberado acaloradamente,
convirtiéndome en su amante.
De Sol Elk