El aguila y la Luna

El aguila y la Luna

En un delicioso abrigo

En un delicioso abrigo

El viento con sus manos de tenues brisas
juega en todos los rincones
de nuestra casa,

las puertas están abiertas
así entra el frescor,
y todas las ventanas se entrecierran
saludando al compás de su voz,
cuando me lee poesía.
Todo en ella se ilumina,
las palabras en su boca acarician
y yo me siento como un niño,
que de crecer no tiene prisa,

sus ojos suben y bajan entre las líneas
y todas las letras cobran vida, para elevarse,
llevando al alma de paseo por la imaginación
(nos ha quedado pequeña la habitación).

Ella recita y yo me relajo,
casi que me duermo, porque siento paz,
por un rato la magia me habita,
porque las estrofas danzan con sus rimas.

Tal vez amanezca
o tal vez la noche se quede perpetua,
no importa que pase,
ella está conmigo
dándole forma al amor,
ese que nos envuelve…

en un delicioso abrigo.

De Sol Elk