El aguila y la Luna

El aguila y la Luna

Amor de único sabor,

Amor de único sabor,

los besos pueden ser muy profundos
y dejar una marca imborrable,
cundo son verdaderos
y te dejan un ardor…

En aquel ocaso de transeúntes apurados
logré reconocerte sin titubear
de entre esa marea de personas
que chocan como en olas,
sus destinos al andar.

Y así fue
que caí prisionero
de un trance ameno
donde fui asaltado
por mis recuerdos…

En aquel lugar,
a la hora de los secretos,
donde pálidamente
la luna reina en la noche,
hablamos por horas
bajo un cielo bordado de gemas
mientras crujía el mar sobre la arena.

Las miradas se confundían
en una sola fantasía,
perdiéndose en antojos,
enamorándose,
hambrientamente los ojos.

Yo fui el ladrón nocturno
de tus palabras,
al decirte,
que el amor es más grande que el tiempo
y más fuerte que un momento.

Que es un poderoso sentimiento
emanado de una fuerza interior
y que su origen es divino,
porque nos fue legado por el creador.

Tu sonreíste y me tomaste de la mano
como en un elemental desvarío,
y dejaste viajar un suspiro,
para que anidara allí,
donde las flores recién nacidas
se acarician con el viento.

Yo me sentí perdido,
enajenado,
envuelto en un mundo
donde no mueren los sueños,
donde las realidades no son utopías
y la verdad de las almas
reinan  por sobre las pesadillas.

Llegamos a mi casa
jamás note al caminar a tu lado
como es que el tiempo pasa,
nos sentamos al borde de la cama
entre sombras y penumbras,
observando la ciudad
y esos paisajes
de caras acostumbradas
que rondan lúdicas en mi ventana.

Hay melodías encontradas
que con una mágica esencia
fueron creadas
para vivir,
esta sensación que ambos sentimos
en silencio,
en química pura de sentimientos en elíxir.

Suavemente,
los labios encontraron el camino,
y las manos,
se perdieron en su ritmo.

Se desperezaba el amor con tu calor
y tú me entregabas
a tu ser,
a tu humedad,
a tu dulzura desatada con pasión.

La noche se convirtió en selva,
las sábanas en enredaderas,
los cuerpos en perfume,
pues la carne ya no sufre.

La agitación de la historia
llega a la calma
cuando la fantasía se desborda
y la piel incrustada de caricias
descansa en su zozobra.

Una lágrima reflejada
por la luz de la ventana sugerente,
hace revolver los misterios
de tu alma,
de mi mente.

Así llegaba la medianoche,
y nosotros juntos,
desnudos,
amados,
soñados,
por nuestra unión,
inmaculados.

Afuera,
las personas festejaban Navidad,
el cielo se vestía
de color y algarabía
recostados,
nos entregábamos a la paz,
ya nunca más
estará el amor en soledad
y así fue que me sentí vivo
y sobre su pecho,
me dormí como un niño
sin que importe ninguna razón
sólo escuchando la cálida voz,

de su corazón…

De Sol Elk

Premura de amor

Premura de amor

Con el viento, en su trajinar
que pretende ser suave,
pero en espiral,
caen las hojas marchitas
de viejos recuerdos
y cansados anhelos.

Un racimo de jazmín
me muestra el camino
hacia las flores
de tu mañana.

Es mi piel
la que se somete
a los espasmos
de tus sueños
y a la premura
de un deseo.

Cuando nace la poesía
se disipa la añoranza,
y los dolores en el alma.

Quiero escribir,
pensando en ti,
mariposa de ilusión,
que sucedes a mis días,
y con tu amor,

fecundas a mi vida.

De Sol Elk

El pensamiento de una palabra

El pensamiento de una palabra

Pensamientos inquietos,
sentires fugaces
que elevan el alma
para someterla a olvidos.

No hay tiempo perdido
sino lecciones aprendidas
de enseñanzas adquiridas.

La piel que toma el valor
para buscar esa calidez añorada,
esa calidez que le falta
y es que no quiere sentirse desprotegida
por bailar con su ternura en la cama.

Pasos que retumban,
ojos cristalinos
a punto de entregar su néctar
a una pasión perdida
pero que fue encontrada,
y ahora su sentir
es mucho más profundo,
más caliente,
más ameno,
mucho más sincero.

Tú que me envuelves
en tu gravedad,
aprisionándome
en lo que me fue robado,
pero que ahora me es regalado
con la simpleza
que me da la entrega
de una sola palabra:
amor,

tu amor.

De Sol Elk